sábado, 26 de septiembre de 2009

Maratón Festibike 2009

Como bien indica el amigo Fernando en su crónica, todo empezó en Febrero de este año en la fallida Marcha de Valdemorillo, suspendida por la nieve y “recompensada” con la asistencia al Festibike.

aerea festibike2

Así pues a mitad de verano recordamos la cita del 19 de septiembre en la Maraton del Festibike. El estado de forma no es el mejor en aquellos días y me planteo hacer la mitad de la carrera, llegar hasta El Escorial o así y abandonar. Con esa idea hice una mínima preparación con salidas de 30-40 km hasta alcanzar un mínimo ritmo que hiciera del evento algo atractivo. Pero llegando a la fecha me veo capaz de hacer más de 30 km, y la idea de llegar a Valdemorillo se hace atractiva, la preocupación, cómo vuelvo a las Rozas. Así que animado por Nando vamos a lo que surja y según nos sintamos.   DSC06666 Llegados a la zona de salida recogemos los dorsales, la mochililla y la cámara que regalan. Nos colocamos el chip, preparamos la burra y hacia la salida, nos juntamos con Dani y algún que otro biciorejón (Arias, Andrés, Óscar y alguno más que no conocía).  No es que haya participado en muchas carreras, pero seguro que en ninguna he escuchado que dieran la salida metido dentro de un WC químico, jajajaja. Pero no había prisa. Los más de 1.500 participantes hicieron que la salida se prolongara bastante tiempo, y no teníamos prisa. Los biciorejones tiraron a mitad de  grupo y los tres de siempre salieron los últimos junto con los ciclistas de apoyo.

por el 6:40 se nos ve pasar a los tres de rojo

Y al lío, empezamos bajando por las avenidas de Las Rozas, con tráfico cerrado en esta ocasión. A los 4 km primera montonera para acceder al camino. Así iba a ser todo este primer tramo hasta iniciar la subida a Riochico, primer tramo cronometrado. Hemos dejado pasar a todo el pelotón y tiramos porque nos vienen apretando los “monitores de apoyo” y la “moto escoba”. La gente se baja de la bici por la pendiente, pero yo me consigo agarrar al manillar y tirando de riñones hago prácticamente toda la subida, menos la rampa más dura que era un auténtico pedregal con mucha gente subiendo a pie. No me he encontrado mal en la subida, no lo he dado todo claro, pero mucho más rápido no podría haber subido, ni solo. Quedamos en el tercio de los lentos, entre nosotros Dani primero, luego yo (puesto 1.182 con un tiempo de 35:36) y después Nando.

20092009_017 20092009_015

Un paupérrimo avituallamiento líquido (agua) y bajamos por Colmenarejo hasta el Emblase de Valmayor. Aquí la ruta se hace espectacular, por senderos escurridizos escondidos en los robledales de las orillas del embalse. Un continuo serpentear muy divertido aunque en alguna ocasión nos tenemos que detener por la acumulación de gente. Una vez que salimos del arroyo que alimenta el embalse, cruzamos el tren y nos dirigimos por pista hacia El Escorial. La ruta se está haciendo muy amena, de fuerzas no andamos mal, y claro, en el avituallamiento de El Escorial decidimos continuar.

20092009_018

Ahora toca un tramo de carretera, así que con mucho cuidado compartimos calzada con los coches. Nos desviamos hacia Valdemorillo y es una subidita, que en asfalto pues jode. Pero en cuanto coronamos nos desviamos por un camino que nos va a conducir a otra parte del circuito espectacular. Me recordaba a la zona de la Silla de Felipe II, normal porque estamos al lado. Un camino estrecho con granito expuesto que hay que cruzar, teniendo especial cuidado en los tramos en los que la roca presenta inclinación. Nos fiamos fielmente de los tacos de nuestras ruedas, muy emocionante. Pedaleo a ritmo, apretado por los que me precedían por un camino con rocas más pequeñas pero que obligan a prestar atención, con continuos cambios de piñón y plato para afrontar las subidas por las piedras.  En algunos puntos unos fotógrafos nos van inmortalizando. Tan solo hemos podido encontrar éstas:

IMG_6298 IMG_6299 IMG_6320

20092009_021Me reúno con Dani y esperamos a Nando que viene un poco más atrás. Proseguimos pero al poco paramos.  Primera avería, y de lo más extraña. A la burra del compañero Fernando se le ha caído el pasador de la maneta del freno trasero, un auténtico y peligroso drama, hehehe. Con la pericia que nos caracteriza, una allen y una brida solucionamos el problema y tiramos p’alante con cuidado. Pasamos Peralejo y pedaleamos por lo que creemos es parte del recorrido de la Marcha de Valdemorillo, así que nos imaginamos cómo hubiera sido con todo esto nevado, un verdadero y auténtico kaos. En fina, la zona es adehesada, como casi todo el camino desde que pasamos Valmayor, aunque si bien antes íbamos por los límites de las fincas, en esta ocasión parece que circuláramos por medio de una dehesa. Bonito, el camino algo más roto, duro, aún más por los kilómetros. Ya se va notando el cansancio, pero creía que iba a estar mucho peor (qué malo es engañarse).

A lo lejos ya vemos el avituallamiento, que por fin es algo consistente. Como ya somos los rezagados del pelotón y los más necesitados pues parece que nos han reservado lo que en los anteriores avituallamientos no habíamos podido pillar. Vaya que ofrecieron bebida isotónica, media pieza de fruta y barrita energética. Por lo visto, y como en otros eventos del estilo, han tenido problemas con las inscripciones y no-inscripciones. Me planteo abandonar ya, llevamos 45 kilómetros y estoy satisfecho, adémás ofrecen macarrones al que se retira y llevar la bici, pero no me queda muy claro, y al final con ganas y el apoyo de los compañeros continuamos, claro que sí.

En mitad del pueblo veo, aunque no llego a asimilar, el autobús de los que abandonan, hubiera sido la opción correcta, pero siempre está eso de “puedo continuar un poco más a ver qué tal”. Y la realidad aparece en la misma salida del pueblo, oigo rara a la bici, como si rozara algo. A los 100 metros el pinchazo de la rueda delantera se manifiesta. Me pongo a cambiarla con lo que ello, sumado al cansancio, significa. Aparece un señor mayor, pasaba los 75 años, con una bici, se para y me comenta la jugada. Se ofrece a cambiarme la rueda viendo la torpeza que en ese momento llevo, y ya se sabe cómo son de testarudos (y entrañables) las personas a esta edad. Total, que me cambia la cámara (aprovecho a poner la del festibike que es un poco más fina pero válida para 26”) y que al hincharla la bomba no va (por cierto, tengo que pillar una nueva). De nuevo el abuelete se ofrece a hincharla, y yo que me acordaba de la canción de los Porretas (un viejo estando en la obra….síííí tiene usted razón, le decía al viejo y el viejo dando el tostón!), todo funciona mejor con saliva, desde luego. 20092009_026Agradeciendo el acto proseguimos, pero esto ya no es lo mismo, me he enfriado, a pesar de la paliza a hinchar la rueda (eso no se lo dejé al viejo), y me he desmotivado un poco. Pero en fin, no se mira atrás. Con Nando por delante llegamos a la Urbanización Pino Alto. Aquí la ruta, según el papelajo que llevo encima, debe ir bajando hasta la antigua presa del Aulencia. Reconozco el camino por el que ya había estado años atrás, pero en mitad de la bajada nos desviamos, y continuamos bajando. Y bajamos, y bajamos hasta que se hace cansino. Parece mentira que diga yo esto. A parte del cansancio me acompaña un tirón que me dio tras recuperar la marcha en Valdemorillo y un dolor de cabeza que se agrava con los botes de las piedras en la bajada.

Entonces llegamos al lugar crítico. Una encrucijada de caminos donde estaban apostados nuestros amigos de Protección Civil. Si fueran la afición de nuestros equipos estaríamos ante un país sin deporte. Bocata en mano sus comentarios son del estilo “pues anda que no queda, ahora sigues bajando, pero luego subes, y luego vuelves a subir, y para acabar tienes otra subida”, “si es que os metéis a hacer unas cosas…”, “lo de ahora no es nada, queda lo más duro!”, “vamos, yo dejaría la bici, pero claro aquí en mitad de ninguna parte…”.

Dani había tirado delante para no pillar el control de paso cerrado e intentar hacer la segunda crono. Nando me alcanza y sigue para adelante. Yo me quedo con unos chavales que ya había visto antes, intentando coger fuerza para la subida. Vadeamos el Aulencia, ahí, arriesgando sin bajarnos de la bici, y a subir. Mortal la subida, y a subir, y que hace calor. Quizá las rampas no son duras, pero a estas alturas, con 50 km en las piernas, 6 horas de ruta, todo es muy duro y cuesta arriba. Y tanto, porque alcanzo a Nando que está parado y eso que sigue subiendo. Era ese maldito efecto de pensar “ahí delante ya acaba” y ves que detrás hay otra subida. Y que a lo lejos, arriba, pedalea un ciclista. Vamos, que hubo un rato que me encontré mejor, pero acabé desfondado por completo, parado, sin aliento, pensando ya en la retirada en el control de paso.

Llegamos al control y nos ofrecen la posibilidad de seguir la ruta establecida, una bajada de unos km, y una subida “aún más dura de la que habéis hecho” nos indican, por la Urbanización “Las Cuestas”. Yo no puedo seguir más, pero no hay sitio para nosotros en la furgoneta de retirarse. Tomamos la opción de seguir por el “atajo” que era de 12 km, alguno más que la ruta oficial, pero más asequibles.

Y a partir de ahí fue todo un calvario. Llegamos a Colmenarejo, me paro, me retiro, no puedo más. Y Nando, cansino, animando, “un poco más!”, “si no queda nada”, “venga campeón!”, así hasta la saciedad ;-). Me dan calambres, mareos, que no estoy… pero prosigo. Hay que deshacer el camino que hicimos al principio. Subir un poco, hacer la bajada de Riochico y subir a Las Rozas. Yo no lo hago, y me subo a una furgoneta que me lleva al último avituallamiento (50 m me acercó) donde los de Protección Civil siguen “animando” incansables. Tengo que hacer la bajada montado en bici. Ya me despido de Nando, que acabará la ruta como un campeón. Mi cadáver lo recogerán en el Restaurante de Riochico, no puedo hacer ya la subida a Las Rozas, mi cuerpo no puede. Me sorprende la gente que pasa tras de mi, no se retira ninguno más.

 20092009_028 20092009_027

No eran ni 5 km, pero no es una derrota, iba a hacer 35 km y acabo haciendo 75 km, me he retirado, y lo tenía que haber hecho en Valdemorillo, porque desde ese pueblo la ruta no me ha gustado nada, muy dura, aburrida y desoladora. Comento la jugada con el conductor que me recoge, esperamos a que la carrera quede cerrada y me deja en meta donde me reúno con los compañeros de ruta que sí han completado la carrera. Nos comemos los macarrones dichosos y un bocata que nos hemos ganado tras permanecer en carrera, nada más y nada menos, que 8 horas. Ahí es nada!

Perfil Festibike 2009 *Datos de perfil y ruta, como siempre, de Dani

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Festibike'09

Todo comenzó a principios de año en Valdemorillo, unos cuantos íbamos prestos a disputar la carrera que allí se celebraba, pero la nieve nos hizo desistir del intento. La organización nos ofreció correr en su lugar el Festibike 2009, y como unos insensatos allí nos apuntamos. Corría ya el 20 de septiembre de 2009 y llegó el día. Cierto es que con un verano de parón total mi forma dejaba mucho que desear, no es que sea excelente en otras épocas, pero mejor que en esta ocasión había estado. Madrugamos un poquito, un tazón con cereales de chocolate bien generoso, la mochila bien preparada y a por la burra. En esta ocasión fuimos en la furgo de Papi, que nos vino pero que muy bien. Una hora antes del evento ya estábamos en las Rozas, de dónde partía la maratón que íbamos a intentar terminar. Recogimos los dorsales todos repartidos: los cuatro de Valdemorillo: Arias, Dani, Miguel (no llevaros a confusión es Papi) y un servidor y los que se apuntaron después el Churri, Pacho, Adam y Félix (todos ellos junto a Javier acompañados de mujer e hijos). Dorsal delante de la bici, chip en la rueda, una meada rápida y el pistoletazo de salida. Nos reunimos todos para una foto de grupo, que la verdad que guapos salimos un rato.




Pocos minutos después del banderazo de salida seguía saliendo el enjambre de biciosos que nos dimos cita al evento, unos 1500 parece ser que nos reunimos. Pronto nos quedamos rezagados, esperando poder coger ritmo Dani, Papi y yo, el resto de nuestro pelotón, que nos contará en sus respectivos blogs sus peripecias, partió lejos y veloces a por una buena posición en la carrera. Comentar que todavía no lo he hecho, el recorrido de la carrera: salida de Las Rozas, siguiendo por Colmenarejo, El Escorial, Peralejo, Valdemorillo y vuelta a las Rozas. El montante ascendía a 72 kilómetros con dos tramos cronometrados, todo por caminos de tierra, senderitos, tramos de carretera y apoyado por 4 puntos de avituallamiento. Como podemos ver el gráfico de la competición:



Confesado es, que mi intención era ver si podía acabar, pero con la mente puesta en el Escorial, dónde era razonable que terminase mi participación. Sin más dilación al lío...

Bajamos el pueblo de las Rozas y a los pocos kilómetros nos desviamos a un camino de tierra más estrecho que la carretera, lo que provocó un apelotonamiento un poco incomodo. Esperamos de nuevo unos minutillos, para circular con tranquilidad y continuamos la marcha. Sin apenas respiro y rodeado de bikers, y eso que salimos en cola, empezamos el primer tramo cronometrado, algo menos de 6 kilómetros con repechos no muy largos con un porcentaje interesante: pista ancha, con bastante piedra y sobre todo mucha gente. Tras el primer sufrimiento llegando a pulsaciones bastante altas, termino coronando, lo que implica pasar por la alfombra roja que marcará mi tiempo. De todos los que éramos paso el más rezagado, y los incasables Papi y Dani (que expondrán su opinión en este nuestro blog) comentando sensaciones mientras se toman una botellita de agua, ya que aquí se situaba el primer punto de avituallamiento.




Primer fallo de la organización, aquí sólo agua para los corredores, nada más, que la verdad que si que se esperaba. Algo agarrotado, pero la verdad que muy contento, porque el ambiente molaba, buen día y mejor compañía. Descanso breve y retomamos la marcha. Continuamos por un camino muy ancho y nos acercamos al embalse de Valmayor. Para mi sin duda el sitio más bonito y la parte del circuito más chula. Senderito de a uno, curvas y al puente que atraviesa el embalse ¡Qué deciros!







En el camino te encontrabas gente con pinchazos, alguna caída, botellines por el suelo… vamos un reguero de restos ciclistas. Pasamos el puente no sin bajarse de la bici ante el previo aviso de cuidado con el salto. Y nos metemos en un nuevo sendero, con curvas, alguna piedra, bajaditas y muy entretenido. Nada de desconcentrarse, la mirada al camino y pedales y más pedales. Estos tramos se caracterizaban por el cambio continuo de desarrollo, piñón abajo, piñón arriba, ¡repecho!, metemos plato pequeño. Si tenías alguien detrás que chupara rueda, lo siento, pero no me aparto que demasiado tiene uno como para apartarse. Así unos cuantos kilómetros, hasta que abandonamos las inmediaciones del embalse y en éste momento tomamos un camino más ancho, más practicable pero picando un poco hacia arriba, yo sin encontrar sensaciones, bueno la verdad sea dicha que eran las consecuencias de no estar fino. En la mayoría de tramos, mis compañeros de camino esperaban pacientemente. Sin más dilaciones El Escorial, segundo punto de avituallamiento, de nuevo con agua y nada más, bastante mal, por no decir muy mal, un poco de descanso y objetivo de Miguel y mío cumplido, pero claro, ¡Cómo íbamos a bajarnos de la bici con poco más de 30 kilómetros! Papi como un toro, yo reservón y Dani en otro escalón. Añadido a que íbamos sin problemas, de que la ruta estaba siendo muy bonita, pues a seguir pedaleando. Recargamos líquido, vamos agua, una barrita y continuamos dirección Valdemorillo. Tramo de carretera y tomamos el camino que más se divirtieron algunos y más me costó a mi. Estrechito, curvas, piedras, saltos y todo detalle de sorpresas. Los tramos más complejos suelto el pie de la cala poniendo un poco de equilibrio. Van cayendo los kilómetros cuando me encuentro a mis inseparables compañeros, comentando los saltos, las poses ante las cámaras de la organización y yo deseando terminar la parte más técnica. Reanudamos la marcha, piedra al canto, culo hacia detrás y freno, y freno… ¡he dicho freno! Mi maneta derecha, el freno de atrás, totalmente suelta. El anclaje, que tendrá un nombre técnico, ha saltado no se sabe dónde y claro que no frena. Sin freno de atrás está claro que la carrera se acaba. Pero claro, unos mañosos como nosotros, no podíamos dar nuestro brazo a torcer: una llave Allen, una brida y apañado:




La verdad sea dicha que con más miedo que otra cosa, pero para mi gozo este apaño frenaba mejor que antes, así que de nuevo al tajo, que Valdemorillo nos esperaba. Las piernas iban cargándose, y las fuerzas iban bajando, pero allí que seguimos ya con mas de 40 y pasando de Peralejo. Las dudas comienzan a surgir, ya que uno empieza a renquear, pero con calma. Valdemorillo, tercer punto de avituallamiento, ¡por fin!, barritas, plátanos, manzanas, bebidas isotónicas… esto es otra cosa, esperemos que no llegue tarde a nuestro organismo. Un rato de charla y venga vamos que ya llevamos unas cuantas horas de carrera. Salimos del pueblo, repechito duro y echo la vista atrás y no encuentro al resto… pinchazo, ¡normal! Otro descanso para mi mientras les espero, animando a los que iban subiendo (cosa que otros no hacían), aparecen los dos implicados coronando el repecho comentado de salida de Valdemorillo.






Las fuerzas justas, la mitad ya queda lejos, respiro y a seguir. Tomamos un descenso con bastante arena, dónde Dani decide dejarnos para que no le cierren el segundo tramo cronometrado, que estaba ya a poca distancia. Poca distancia, pero para mi la sorpresa de la jornada, la cuestecita de arena de los pies. Antes de llegar a éste punto un hombre muy amable de Protección Civil nos alertó de que nos quedaba mucho, que digo mucho, muchísimo para llegar a meta, vamos que no llegábamos ni de coña. Me adelanto un poco, cruzo un riachuelo y para arriba. Quito piñones, más piñones, ¡mierda! tengo ya todo metido, vaya regalito, que larga se me hace la cuesta, menos mal que parece que allí arriba acaba, un esfuerzo, otro más, pulsaciones por las nubes y … pues no, no se acaba y así no sé cuantas veces para mi desesperación. En ese momento me vino la claridad, esto ya se acabó, no puedo con mi alma, he cumplido con creces. El caso es que tras un par de paradas llegamos arriba donde un hombre de la organización nos dio tres opciones: retirada, crono o camino alternativo. Tras unos momentos de dilucidar, Papi que estaba ya muerto, lo que me vino como excusa perfecta y yo, tomamos el camino alternativo, un par de kilómetros más, pero evitando las rampas de la terrible crono. En ese momento, no sé como fue pero mis piernas volvieron a responder, muy cansadas, pero pedaleaban, mientras que lanzaba todo tipo de ánimos a Papi, que espero que sea benevolente con estos ánimos en su crónica. Tras diez kilómetros y no mucho sufrimiento llegamos al último punto de avituallamiento, nos refrescamos y nos tiramos hacia abajo. Una vez terminada la bajada me despido de mi compañero que le subirán en furgoneta a meta y tiro con lo que me queda para Las Rozas. Estaba cansado, pero pedaleaba bastante ligero, despacito pero con buena letra. Creo que fue buena decisión no hacer la crono, por más que me pese en el resultado final de la carrera. Ya estoy llegando, dándolo todo a pesar de los aficionados que guardaban sus bicis y me decían, “pues no te queda ni na”. Me quitan el chip y los últimos kilómetros todos de subida para acabar con satisfacción. Son de carretera y los subo bastante dignamente, sorteo un par de rotondas y un miembro de la organización me avisa de que ya está todo cerrado, ¡pues qué bien! El caso es que corono, los 80 kilómetros se acercan, el  pulsómetro marca 150. Levanto la cabeza buscando caras amigas y veo a toda la familia biciorejón despidiéndose camino a casa, hasta que perciben mi presencia y me animan con ganas, oyes que ilusión más tonta. Más de ocho horas después, con vítores entro en el recinto (que si que estaba abierto), veo a Dani animándome, me levanto de la bici y paso por meta, muy feliz las cosas como son. Aquí otro fallo de la organización, a nivel competitivo y por tanto de tiempos sólo contaban los dos puntos cronometrados, ni meta, ni salida, ni fotos a la llegada, creo que es un gran error, eso si un bocata vegetal y unos macarrones celebran mi llegada. Saludos y sensaciones a todos los participantes que nos reunimos en la llegada, unas cuantas anécdotas y muchas risas. Todos hemos dado lo que teníamos, Dani como un titán, los biciorejones a su nivel de siempre y Papi y un servidor muy por encima de lo esperado.




Me quedo con la mala sensación de no haber realizado la segunda crono, pero me quedo muy contento por haber terminado y sufrido durante tantas horas. La sensación ha sido tan positiva que el año que viene repito para hacerla entera y si es posible un poco mejor, pero eso ya será el 2010 y un bicioso no piensa más allá de la siguiente salida, que me da a mi que va a ser bien prontito ¡Viva el pedaleo, viva compañeros!